- Editorial:
- GAIA
- Materia:
- Pintura/formas artísticas
- ISBN:
- 978-84-8445-104-4
- Páginas:
- 112
YOGA DEL DIBUJO: UNIENDO CUERPO, MENTE Y ESPÍRITU EN EL ARTE DEL DIBUJO
JEANNE CARBONETTI
Tomada del sánscrito, la palabra yoga significa unión; de aquí que todas las modalidades de yoga tengan como motivo fundamental integrar en el presente el cuerpo, la mente y el espíritu para formar con ellos una unidad. Cuerpo y mente se funden, la relación comienza, y se origina una unión que sumerge al espíritu en el placer de ser. Y esto es precisamente lo que hace el dibujo: encauzar el poder y la capacidad de enfoque de la mente a fin de coordinarlos con el impulso del cuerpo a moverse y a dejar huella, consiguiendo así un esfuerzo creador conjunto. La mente ve, el cuerpo siente y responde, y ambos se convierten en uno desde el instante en que nace la verdadera visión. Esta unión de cuerpo y mente en el dibujo, como también en el yoga, crea la abertura por la que entra el amor. Por consiguiente, el dibujo es antes que nada un modo de asimilar algo con todos los sentidos; aunque, eso sí, admitiendo lo que sea tal cual es, es decir, sin emitir sobre él juicio crítico alguno. Y cuando esto sucede, el dibujo, al igual que la meditación, empieza a destapar capas cada vez más profundas de la estructura hasta que se nos revela la esencia de la cosa. Este estado de conciencia guarda un segundo y muy hondo paralelismo con la meditación; se trata de ir alcanzando niveles cada vez más profundos del conocimiento, hasta que en un momento determinado del proceso de dibujar una rosa, pongamos por caso, comprendemos de repente la propia esencia de la «rosedad» y nos sentimos identificados con ella. Esta manera de ver requiere tiempo y práctica y, aún así, suele llegarnos a través de lo que parece ser un toque de gracia. Pero una cosa es cierta: cuando llega, cuando resplandece en nosotros el relámpago de la percepción, la experiencia es siempre maravillosa. La pintora Jeanne Carbonetti imparte clases de pintura y organiza talleres de creación artística en Chester (Vermont), su ciudad natal, en la que es propietaria y directora de la Galería Crow Hill y del Centro de Arte.